Se acostumbra pretender que la pintura más antigua
es igualmente la más ingenua o la más primitiva.
Este no es el caso en el Virreinato del Perú, en
donde las obras más antiguas son, por el contrario,
las más eruditas y las que más se asemejan
a las europeas. A medida que pasa el tiempo, los Americanos
asimilan los estilos importados y crean el suyo propio.
Un arte original aparece a fines del siglo XVII, se populariza
y se hace artesanal hacia 1740. Cuando el estilo neoclásico
invade América, el barroco se refugia en los pueblos
indígenas, en donde nace el arte popular. Las obras
que admiramos hoy día por su ingenuidad datan del
siglo XIX. Santa Ana o la Peregrina del Museo de La Paz
son ejemplos claros de este arte ingenuo.