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Ese énfasis en lo propio, pronto comenzó a ser desplazado por la voluntad de renovar la arquitectura local liberándola de la tradición historicista. Esa voluntad modernizadora coincidió con varios acontecimientos producidos en el ámbito disciplinar. En 1915 se creó la Facultad de Arquitectura, independizándose así los estudios de arquitectura de los de ingeniería; y en 1914 se había fundado la Sociedad de Arquitectos del Uruguay y su órgano de difusión, la revista Arquitectura que cumplió una importantísima labor de divulgación no sólo de la arquitectura nacional y extranjera sino de sus fundamentos teóricos. Esos acontecimientos así como las visitas realizadas al país por destacados arquitectos como Le Corbusier, el acceso a publicaciones extranjeras, y los viajes de formación realizados por arquitectos uruguayos, fueron las vías a través de las cuales se produjo el acercamiento a las diversas variantes de la arquitectura moderna. Debe destacarse además la sólida formación profesional con la que los arquitectos uruguayos de aquel entonces abordaron la modernización de nuestra arquitectura; una disciplinada formación académica impartida por el arquitecto francés José P. Carré, egresado de la Escuela de Bellas Artes de París, que desde 1907 había tenido a su cargo la cátedra de Arquitectura de la antigua facultad.
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